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Comida chatarra en la infancia afecta el cerebro de forma duradera

By Rolando Lopez Apr 23, 2024 | 5:18 PM

La infancia es una etapa de descubrimientos y aprendizajes, donde cada experiencia es un peldaño más hacia el desarrollo integral del ser humano. Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad del Sur de California (USC) ha encendido las alarmas sobre un factor que podría estar socavando este proceso vital: la dieta occidental alta en grasas y azúcar, comúnmente conocida como comida chatarra.

El equipo de neurocientíficos liderado por Scott Kanoski y su estudiante de postdoctorado, Anna Hayes, ha revelado que la ingesta abundante de estos alimentos desde una edad temprana no solo afecta la salud física, sino que también podría causar problemas duraderos de memoria, comparables a los observados en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

La investigación se centró en el impacto de estas dietas en la acetilcolina, un neurotransmisor esencial para funciones cognitivas como la retentiva, el aprendizaje y la atención. Los experimentos con ratas demostraron que aquellas alimentadas con una dieta rica en grasas y azúcares mostraban deficiencias significativas en tareas de memoria, en contraste con un grupo de control alimentado saludablemente.

Estos hallazgos son particularmente preocupantes si consideramos que la adolescencia es un período crítico para el desarrollo cerebral. Los cambios que ocurren en esta etapa son fundamentales y, según Kanoski, algunas alteraciones podrían ser menos reversibles si se producen durante la niñez.

Aunque los investigadores lograron revertir la capacidad de memoria en las ratas mediante medicamentos que inducen la liberación de acetilcolina, la solución no parece tan sencilla para los humanos. Se requiere de una investigación más amplia para comprender cómo revertir los efectos de una dieta de comida chatarra sin recurrir a intervenciones médicas especializadas.

Este estudio no solo subraya la importancia de una alimentación equilibrada en los primeros años de vida, sino que también refuerza la conexión entre el intestino y el cerebro, y cómo nuestras elecciones dietéticas pueden tener consecuencias duraderas en nuestra salud mental.

Se debe tomar en cuenta que los hábitos alimenticios de la infancia deben ser saludables, pues no solo estamos nutriendo cuerpos, sino también mentes en desarrollo, y el futuro de nuestra sociedad.

La investigación de la USC es un llamado a la acción para padres, educadores y responsables de políticas públicas para reevaluar la relación entre la nutrición y el desarrollo cognitivo.